Este marco de luz que se abre y me llama
Estas manos...
Entre neumáticos y ninfas de papel transitando,
transportados
como si todo se terminara en un segundo.
Nuestras plantas conversan con las aceras,
nuestras sombras abrazadas...
Al final sólo somos minúsculos trozos de papel
pero fundamentales
inmensos en el dar...
Anidando y sembrando cada momento
nuestros pasos no se paran,
iluminan, circundan, nutren este mar,
siembran y colorean valles...
La ciudad es cada rostro
a la espera del nuevo día
son los ojos y rodillas en bandada
formando este cuerpo vivo que se cruza y se detiene
en las aceras.
6 comentarios:
Así es: la ciudad tiene el rostro de todos sus moradores.
Muy bueno.
Besoss
Gracias amiga...Aprecio tus comentarios tan sentidos.
Besos a ti también
Es verdad amiga, que la ciudad, cualquier ciudad, es un compendio de rostros, más de esta manera se hacen mas humanas.
De bella forma lo expresas en tu poema.
Un beso desde la otra orilla del oceano.
Que bello tu poema.
Esas aceras en cualquier parte llenas de historias.
Besos.
La poliédrica y cambiante personalidad de la urbe se plasma en este poema, llevado por una cámara entre las rendijas de lo humano y lo presentido.
Saludos desde un ángulo alejado de la polis.
No volvere a mirarlas de la misma manera..
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